Suena el despertador y estoy más cerca de apagarlo y pasar de él que de levantarme, ponerme las mallas cortas (ufff, vaya rasca hace ahí fuera) y pegarle una paliza al cuerpo de casi 10 km, un dominguito por la mañana, con lo tarde que me acosté anoche, con lo cansado que estoy, con lo pachucha que está mi mujer, que si voy, la dejo aquí más tirada que una colilla. ¿Qué hago? ¿Le mando un mensaje a Belén, para que no me espere?
Vamos, pedazo de gandul, levanta ya ese gordo culo, que está así de gordo por llevar ya 3 años en el barro, regodeándote en la pereza, buscando excusas baratas para no correr. ¿Quieres cambiar esa inercia? Pues levántate ya de una vez, ve a por Belén, que has quedado con ella, preséntate al grupete del Club, corre y disfruta.
Si seré idiota, me va a tocar correr sin dorsal, por estúpido, por no estar atento a la recogida. Bueno, pues sin dorsal, ea, quien dijo miedo.
De repente, nos encontramos en el parque, y por fin conozco a algunos del Club, pero con los nervios, no soy capaz de quedarme con el nombre de ninguno. En fin, y por sus pintas, me da que hoy correré "solo" (si a ir rodeado de un par de miles de corredores se le puede llamar correr solo). Casi no da tiempo de calentar, y ya me veo en la salida, muy muy adelantados. Uff, me van a arrollar, me van a pasar por encima como una apisonadora. Bueno, ya procuraré apartarme a un lateral y no molestar demasiado, pero así nos ahorramos los 4 ó 5 minutos que pueden pasar entre el pistoletazo y que pasemos por la línea de salida.
Como ya había imaginado, la mayoría de mis nuevos compis salen como un rayo, así que me quedo con Belén y ¿Ana Belén? pero en seguida veo que su ritmo va a ser un pelín alto para mi. Hay que ver lo lejos que estoy de los 33 min en los 8k de hace unos años, bueno, no hay pega, ya volveré a recuperar la forma, de momento, con disfrutar de los casi 10k, con eso, me doy por contento. Y si pudiera mantener un ritmo de 5 y medio el km, ya estaría bien.
Pero Belén, que está fuerte la tía (como si no lo supiera ya) se nos despega un pelín, para facilitar que otros vayan pasando, termina por despegarse del todo y nos quedamos Ana y yo, pero enseguida veo que tb voy a tener que dejarla irse, pq quedan muchos km por delante y me noto que no voy con mi ritmo. El iPhone, ese maravilloso y pequeño artilugio que casi me tiene esclavizado, me va cantando en los dos primeros km que voy por debajo de 5,30 el km, y me noto algo forzado, no mucho, pero si algo. Pues venga, baja un pelín el ritmo, que ya habrá tiempo de apretar en los dos últimos.
No va mal la cosa, en los 3 primeros voy a unos 5,20 el km, del 3 al 8 bajo el ritmo a 5,40 el km, y ahí es donde me veo cómodo, muy cómodo y disfrutando de la carrera, del corazón bombeando, de la gente a mi alrededor. Y de repente noto como me vuelve un pensamiento que hace unos años, cuando participaba regularmente en populares por Almería, Málaga, y Jaén ya tenía pero que casi había enterrado en el olvido: La soledad del corredor. ¿Solo? pero si estás rodeado de un par de miles de corredores, tío, ¿como puedes hablar de soledad? Pues sí, eres tu, con tus piernas, con tu corazón llevando oxígeno a las fibras de tus músculos, tu mente y tu cuerpo son los que te llevan kilómetro a kilómetro, nadie más.
Del 3,5 al 5,5, el recorrido pasa por unas zonas bastante feuchas. Al menos a mi no me gusta, pero a partir del 5,5 ya vas por el lado exterior de la verja del parque y ves a los corricolaris, dándole zapatilla al tema, por el interior del parque, entre el 8 y la meta. Madre de Dios, como van los tíos. Esa visión de estos tíos fibrosos y delgados, que van "mangaos", me imprime dos sentimientos contrarios, un pelín de depresión por ir "tan lento" y a la vez ánimos renovados por ver que la meta está más cerca. Entre el 6 y el 7,5, bordear el parque se hace eterno, Dios mío, que largo es leñes. Pero yo sigo cómodo, en esos 5,40, que me sigue cantando mi pequeño y electrónico "mister".
Hasta el 8 o así, solo me han pasado corredores, lo que no ha ayudado mucho al estado de ánimo, pero ahora es cuando empiezo yo a pasar a gente, ya en el parque, lo cual anima. Me anima aun más ver a un ciego, atado con una cuerda a otro corredor por las muñecas y con otro corredor un par de metros por delante, "cantando" los obstáculos, que para nosotros son insignificantes, pero para un corredor que no ve, deben ser la releche. Veo esa estampa y me entra un ánimo espectacular. El espíritu de sacrificio y de compañerismo encerrado en un pequeño círculo de tres personas, que seguro que han compartido cientos y cientos de kilómetros, pq eso no se improvisa así como así.
Por desgracia, mi más que evidente falta de forma me cae como una piedra en el ultimo km y medio, donde muy a mi pesar, el ritmo desciende a casi 6 min el km. Ya las piernas las tengo pesadas, pero bueno, ya estoy en el parque, (I-N-T-E-R-M-I-N-A-B-L-E por cierto) y en breve, cruzaré la línea de meta, donde volveré a notar ese subidón que te da cuando has acabado la carrera, esa alegría inexplicable, pq no dejan de ser otros 9 km y medio, como cualquier otro día que le pego 3 o 4 vueltas al parque Mª Luisa, pero, ayer, estaba rodeado de cientos y cientos de camaradas de fatigas y kms.
¿Y ese bocata de jamoncito con tomate que nos tomamos luego? Joder, es que me llegó hasta las uñas de los pinreles, aun lo estoy saboreando, que por cierto, menudos comienzos, los acabas de conocer y ya les está pidiendo que te paguen el café. Así no ¿eh Kiko? Así no vamos a ningún lado.
Nos vemos en Nervión, corricolaris, y allí una vez más, le daremos zapatilla al asfalto.
Vamos, pedazo de gandul, levanta ya ese gordo culo, que está así de gordo por llevar ya 3 años en el barro, regodeándote en la pereza, buscando excusas baratas para no correr. ¿Quieres cambiar esa inercia? Pues levántate ya de una vez, ve a por Belén, que has quedado con ella, preséntate al grupete del Club, corre y disfruta.
Si seré idiota, me va a tocar correr sin dorsal, por estúpido, por no estar atento a la recogida. Bueno, pues sin dorsal, ea, quien dijo miedo.
De repente, nos encontramos en el parque, y por fin conozco a algunos del Club, pero con los nervios, no soy capaz de quedarme con el nombre de ninguno. En fin, y por sus pintas, me da que hoy correré "solo" (si a ir rodeado de un par de miles de corredores se le puede llamar correr solo). Casi no da tiempo de calentar, y ya me veo en la salida, muy muy adelantados. Uff, me van a arrollar, me van a pasar por encima como una apisonadora. Bueno, ya procuraré apartarme a un lateral y no molestar demasiado, pero así nos ahorramos los 4 ó 5 minutos que pueden pasar entre el pistoletazo y que pasemos por la línea de salida.
Como ya había imaginado, la mayoría de mis nuevos compis salen como un rayo, así que me quedo con Belén y ¿Ana Belén? pero en seguida veo que su ritmo va a ser un pelín alto para mi. Hay que ver lo lejos que estoy de los 33 min en los 8k de hace unos años, bueno, no hay pega, ya volveré a recuperar la forma, de momento, con disfrutar de los casi 10k, con eso, me doy por contento. Y si pudiera mantener un ritmo de 5 y medio el km, ya estaría bien.
Pero Belén, que está fuerte la tía (como si no lo supiera ya) se nos despega un pelín, para facilitar que otros vayan pasando, termina por despegarse del todo y nos quedamos Ana y yo, pero enseguida veo que tb voy a tener que dejarla irse, pq quedan muchos km por delante y me noto que no voy con mi ritmo. El iPhone, ese maravilloso y pequeño artilugio que casi me tiene esclavizado, me va cantando en los dos primeros km que voy por debajo de 5,30 el km, y me noto algo forzado, no mucho, pero si algo. Pues venga, baja un pelín el ritmo, que ya habrá tiempo de apretar en los dos últimos.
No va mal la cosa, en los 3 primeros voy a unos 5,20 el km, del 3 al 8 bajo el ritmo a 5,40 el km, y ahí es donde me veo cómodo, muy cómodo y disfrutando de la carrera, del corazón bombeando, de la gente a mi alrededor. Y de repente noto como me vuelve un pensamiento que hace unos años, cuando participaba regularmente en populares por Almería, Málaga, y Jaén ya tenía pero que casi había enterrado en el olvido: La soledad del corredor. ¿Solo? pero si estás rodeado de un par de miles de corredores, tío, ¿como puedes hablar de soledad? Pues sí, eres tu, con tus piernas, con tu corazón llevando oxígeno a las fibras de tus músculos, tu mente y tu cuerpo son los que te llevan kilómetro a kilómetro, nadie más.
Del 3,5 al 5,5, el recorrido pasa por unas zonas bastante feuchas. Al menos a mi no me gusta, pero a partir del 5,5 ya vas por el lado exterior de la verja del parque y ves a los corricolaris, dándole zapatilla al tema, por el interior del parque, entre el 8 y la meta. Madre de Dios, como van los tíos. Esa visión de estos tíos fibrosos y delgados, que van "mangaos", me imprime dos sentimientos contrarios, un pelín de depresión por ir "tan lento" y a la vez ánimos renovados por ver que la meta está más cerca. Entre el 6 y el 7,5, bordear el parque se hace eterno, Dios mío, que largo es leñes. Pero yo sigo cómodo, en esos 5,40, que me sigue cantando mi pequeño y electrónico "mister".
Hasta el 8 o así, solo me han pasado corredores, lo que no ha ayudado mucho al estado de ánimo, pero ahora es cuando empiezo yo a pasar a gente, ya en el parque, lo cual anima. Me anima aun más ver a un ciego, atado con una cuerda a otro corredor por las muñecas y con otro corredor un par de metros por delante, "cantando" los obstáculos, que para nosotros son insignificantes, pero para un corredor que no ve, deben ser la releche. Veo esa estampa y me entra un ánimo espectacular. El espíritu de sacrificio y de compañerismo encerrado en un pequeño círculo de tres personas, que seguro que han compartido cientos y cientos de kilómetros, pq eso no se improvisa así como así.
Por desgracia, mi más que evidente falta de forma me cae como una piedra en el ultimo km y medio, donde muy a mi pesar, el ritmo desciende a casi 6 min el km. Ya las piernas las tengo pesadas, pero bueno, ya estoy en el parque, (I-N-T-E-R-M-I-N-A-B-L-E por cierto) y en breve, cruzaré la línea de meta, donde volveré a notar ese subidón que te da cuando has acabado la carrera, esa alegría inexplicable, pq no dejan de ser otros 9 km y medio, como cualquier otro día que le pego 3 o 4 vueltas al parque Mª Luisa, pero, ayer, estaba rodeado de cientos y cientos de camaradas de fatigas y kms.
¿Y ese bocata de jamoncito con tomate que nos tomamos luego? Joder, es que me llegó hasta las uñas de los pinreles, aun lo estoy saboreando, que por cierto, menudos comienzos, los acabas de conocer y ya les está pidiendo que te paguen el café. Así no ¿eh Kiko? Así no vamos a ningún lado.
Nos vemos en Nervión, corricolaris, y allí una vez más, le daremos zapatilla al asfalto.
Kiko Becerra.
Muy interesantes tus reflexiones Kiko... todos hemos pensado alguna vez en esa soledad del corredor y hemos mirado con admiración y también con envidia (sana) a la cabeza de carrera...
ResponderEliminarEn Nervión seguiremos "reflexionando" y dándole caña al asfalto... BIENVENIDO
ESA ES LA ACTITUD KIKO, MUY BUENA CRONICA.
ResponderEliminarEN NERVION LO VAMOS A PARTIR.
BIENVENIDO AL CLUB.