El día anterior a la carrera de Montequinto me sentía raro, porque por primera vez, no correría Belén, no la tendría que recoger y tenía un sentimiento gagggo gagggo: “¿y si llego allí y no aparece ni Dios?” ¿Por qué me machacaba ese pensamiento tan funesto? Pero si estos son más jartibles que la leche, puede que falle alguien, pero ¿Cómo no va a aparecer nadie? Anda no seas capullo y vete pa´ la cama, que ya es tarde.
Y suena el despertador, y me duele todo el cuerpo, como si me hubieran dado una paliza, especialmente el lateral derecho. La trompada de ayer con la bici va a tener algo que ver. Mi mujer se gira despacio, con un ojo medio abierto me dice: “¿Dónde vas?”. “A la carrera, donde voy a ir”. Y entonces abre los dos ojos con mucho asombro, se incorpora y me mira y dice “Pero tú no estás bien”. Le veo en los ojos que se va a desbordar y me va a montar el megapollo por ir a correr con la pierna y el brazo como lo tengo, pero se lo piensa mejor, se da la vuelta, se vuelve a acostar y me dice “Paso, es tu cuerpo, tú sabrás”. Y yo pienso, “Más me vale cerrar el pico, y por mucho que me duela, no decir ni pío” Jejejejeje, si es que no pue´ser.
Pues ná, llego a la estación de Condequinto, y todos mis temores se vienen abajo como un castillo de naipes. Ahí están todos, jejeje, claro, como no podía ser de otra manera.
Esta vez, no se ve la masificación de las carreras del IMD, por lo que es más factible echar el último pis, calentar en condiciones, meterse bien en cabeza en la línea de salida. Pero los nervios de la salida son los mismos, jejeje, que sensación tan buena, tan cojonuda. Me encanta sentirme en la línea de salida, rodeado de corricolaris, con los compis del Club a mi alrededor. Dispuestos todos a darle zapatilla al asfalto.
Alguien comenta que el recorrido es un subeybaja continuo, pero que a partir del 7 es todo cuesta abajo. Bueno, pues habrá que reservarse para esos últimos 3 km.
Pues nada, salimos en tropel, cual manada de Ñus cruzando el río Mara, curva a la derecha para coger unos metros de la Avda San José de Calasanz y llegar enseguida a la rotonda para embocar la Avda de Montequinto y la primera, “cuestecilla”, na, una cagarruta de mosca, pero preludio de lo que estaba por llegar. Le damos una vuelta llana a un par de manzanas siguiendo por la Avda. montequinto hasta embocar la Avda. de Europa, primer repecho serio, solo unos metros de desnivel, pero ya rasca en las piernas, ya rasca. Y empieza el tiovivo, el subeybaja, larga bajada para recuperar las pulsaciones y dejarse llevar por la Avda. de los Pinos, hasta llegar al final a la Avda. San José de Calasanz paralela a la Autovía. Vuelta a girar a la derecha para empezar a subir de nuevo, larga cuesta arriba por la Calle de Venecia y larga cuesta abajo por la Avda. de Enríquez de Ribera.
A todo esto, voy jodido, la sal del sudor me hace ver las estrellas en las heridas, en las auténticas quemaduras que llevo en brazo y pierna, el escozor es insoportable y además, cada vez que doy un paso, el peso del cuerpo al caer la pierna derecha me provoca otro dolor tremendo en las dos heridas. Madre mía, y así llevo 4 km, y aun quedan 6, y esto va a peor.
Así llegamos al km 5, y desde ahí al km 7, todo cuesta arriba. Bueno, no es que sea una pendiente tremenda, pq en dos km solo ganamos 40 m de altura, pero bueno, es una cuesta arriba continua durante dos km, con un par de falsos llanos. Entre el 7 y el 8 una pequeña cuesta abajo y luego otra cuestecilla pronunciada antes de llegar al 8, no muy gorda, pero a estas alturas, te toca bastante la moral. Pero bueno, ya desde el 8, una franca cuesta abajo, en la que me olvido (bueno, lo intento) del escozor y del dolor, que es bastante, me dejo llevar por la pendiente, meto la directa y durante dos km meto un ritmillo bastante alegre, para entrar en meta con muy poco resuello, mucho escozor y mucho dolor en el lateral derecho. Pero eso sí, con una sonrisa de oreja a oreja. Lo malo es que los 57 min me dejan un tanto mal sabor de boca, pero bueno, si lo analizo, entre las 3 cuestas importantes, y las heridas y el dolor, tampoco podía aspirar a hacer marca personal.
Si además, leñes, hemos venido a pasarlo bien y disfrutar. Y eso, es … objetivo conseguido.
Eso sí, al llegar a casa, ni una mueca de dolor, y cuando me pregunten, “No me ha dolido nada de nada” Aunque no pueda ni andar.
Nos vemos en Carmona, corricolaris.
Kiko, yo pienso lo mismo que tu mujer, ¡estás fatal de lo tuyo!! jaja. Eres un champion, chaval! :)
ResponderEliminarBuena capacidad de sufrimiento tio! Esta carrera te ha hecho más fuerte como corredor, así que felicidades
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