lunes, 12 de septiembre de 2011

Espartinas, primera y última vez


Por Ana.

Pues sí, desgraciadamente tengo que decir que la carrera que corrí el viernes pasado, I Carrera Popular Villa de Espartinas, fue un auténtico desastre. Belén, alias “la Amparo”, y yo llegamos de buen rollito, no sé, era la primera popular que íbamos a hacer después del verano y estábamos con ganas. 

Charlita, “wassapeo friki” con algunos miembros del Club que se habían tangado un poco (Belén les avisó de que estaba allí la Campeona del Pisa, jajaja) y un poquito de calentamiento. Justo antes de ponernos en la salida se me ocurre preguntar a la organización si había avituallamiento, a lo que me responden que sí, que hay uno. También me comentan que el recorrido son dos vueltas a un mismo circuito.

Salida un poco accidentada, con más codos de lo normal, y pienso: ¡coño, pa cuatro gatos que somos vaya barullo!! Al principio mi cuerpo va regular, pero siempre me ocurre los 2 primeros km, así que no me preocupo. A partir de ahí todo un horror. Recorrido feo donde los haya, todo el tiempo pasando por calles poco iluminadas de una urbanización de chalets, con cuestas para dar y regalar, sin el tráfico cortado (con el consiguiente peligro y cambios de ritmo para pasar antes que algunos coches o simplemente esquivarlos), con algún que otro “boquete” en el asfalto, por supuesto sin señalizar… la primera vez lo vi, en la segunda vuelta casi me lo como. Pero lo mejor estaba por llegar… Treinta y tres grados a la luz de la luna, yo esperando el avituallamiento como agua de mayo. Pasado el km 4, y al no ver puesto de agua ninguno, caigo: ¡puff, el avituallamiento es en meta! Me vengo un poco abajo y me entran ganas de pararme (cosa que no me había ocurrido en ninguna otra carrera). 

Me encuentro hasta mareada, a pesar de que eran dos vueltas al mismo recorrido, me da la sensación de que he pasado por las mismas calles no sé cuántas veces. Solo me alegra un poco los ánimos de uno de los miembros del núcleo fatiga del Club, Kiko, también los de la family de “la Amparo” y los de una mujer que me grita: ¡arriba las mujeres, ya vamos a estar en el poder, fenómena!! (Lo confirmo, España quiere una presidenta, jeje)

En la última rotonda del recorrido me desoriento un poco, no sabía que la meta estaba ahí al lado, casi me voy en la otra dirección, menos mal que la gente me indica. Repito, la iluminación cortita. Llego a meta y hay un mogollón de gente, que no de corredores, colocados en paralelo a la meta… ¡nunca había visto esto! ¿Tan difícil es poner unas vallitas de obra para que la gente no entorpezca la llegada de los corredores? A continuación, ¡sorpresa! Ya no queda agua, ni zumo, ni nada de líquido que se le parezca. Me cabreo un poquito más. Me veo a “la Amparo” hablando con una chica que resulta ser la Concejala de Deportes, en fin, comentándole “los pormenores” de la carrera.  

Kiko, Belén y yo empezamos a comentar los muchos inconvenientes del recorrido. Kiko dice: hombre, es la primera carrera que organizan, hay que darles una segunda oportunidad. Antes del reparto del trofeo, alguien de la organización, vía megáfono, se disculpa por no haber tenido agua para todos, dice que se esperaban ciento y pico y han ido doscientos y pico, pero… ¡si era por inscripción!! No sé, quizá vea las cosas más sencillas que lo que son, pero me pregunto de nuevo: ¿tan difícil es hacer un pasillito (con vallas obra de nuevo, que son muy socorridas, jeje) para que los corredores pasen por ahí y entregar agua a todo aquel que lleve dorsal?  Y no en una barra sin control alguno… Pero todavía hay más. Cuando apenas quedamos allí unas veinte personas, veo como alguien de la organización está poniendo encima de una mesa unas cuatro o cinco botellas de agua, me acerco a coger una cuando le veo que saca una caja entera llena de botellas de agua, lo sé, en ese momento creo que me entró el demonio en el cuerpo, puff, había pasado tanta sed… Le pregunto: ¿ahhh, había agua? Y me responde: ¡sí, claro!! Y le digo: ahhh, como he llegado a meta asfixiada y no había ni una sola botella… Él se queda con la cara de “no sé qué decirte” y me doy la vuelta, a lo que escucho decir a la Concejala de Deportes: ¡hombre, una cervecita para los familiares! Y digo yo, ¿para los familiares de quien? ¡Si allí no quedaba ni Dios! ¿Para sus familiares?? ¿Para el marido y la tía de Belén que habían ido a vernos? En fin, en ese momento, decidimos “huir” de aquel lugar para no cabrearnos más.

¿La sensación que me ha quedado? Mala, muy mala. Porque una mala organización se perdona, pero fue un agravio tras otro. Seguramente me equivoque, pero tengo la sensación de que nadie de la Concejalía de Deportes ha corrido una popular en su vida, si no es inconcebible tantos fallos que a mi modo de entender tienen fácil solución. 

Un último apunte. Según la organización, la carrera se había hecho por allí porque la calle principal del pueblo estaba cortada por obras, ¿de verdad que no era posible otro recorrido alternativo más ameno?
Es verdad que corremos porque queremos, que era una carrera gratis, que organizar eventos no es fácil y que las primeras veces son siempre mejorables, pero también es verdad que no hay que hacer las cosas a toda costa, si no se puede, no se puede, correr en esas condiciones no fue seguro ni divertido, que es lo que tratamos de hacer aquellos que amamos el running.

PD: Ahh, ¿clasificación? Pues creemos que Belén llegó la cuarta y yo la quinta, cosa que no creo que podamos comprobar, no espero una clasificación en la web del Ayuntamiento…

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