martes, 19 de abril de 2011

El triatlón de los inconvenientes

Por Ana.

¿Por dónde empezar? Va a ser mejor si empezamos por el principio, ¿no? Pues eso. Belén (alias “la amparo”) y yo quedamos el mismo día del triatlón para recoger los dorsales en el Hotel Barceló. Entramos, recogimos todos los artilugios (pegatinas, chip, gorro, pulsera, etc.) y echamos un vistazo a los stands de la feria del triatleta. Me compro una cinta para sujetar el dorsal por el módico precio de 10 € y seguidamente pasamos a otro stand donde las vendían a 5 pavos, primer golpe de suerte del día (la amparo, que es muy lista, se la compró aquí). A continuación, nos dirigimos a coger mi bici del coche. La saco y, casi sin darme cuenta, cierro el maletero, que se queda medio pillado y… ¡ohhhhh, las llaves están dentro! Efectivamente, había sacado la bici pero no todo el material que tenía que depositar en el box. Rápidamente nos vamos a un stand en el que se podían poner las bicis a punto y le pedimos a la gente de allí que nos guarden las bicicletas, que hemos tenido un problemilla y tenemos que ir volando (porque el box lo cerraban a las 15.30 h.) a por unas llaves de repuesto del coche. Al final llegamos a tiempo para poner todas las cositas bien puestas en el box (momento en que se me rompe el dorsal) y así perder el menor tiempo posible en la transición. Entre pitos y flautas eran las 4 de la tarde cuando empecé a comer. Breve siestecita luego y pitando para el CAR, no sin antes ingerir un ibuprofeno para el leve dolor de cabeza (seguro que era por el estrés del jartón de correr que nos habíamos metido por la mañana).

La primera en la frente. Para aparcar tenemos que hacerlo en los aparcamientos que hay cerca del rokódromo del puente del Alamillo, cosa que veo fenomenal si no fuera porque el acceso está en la parte más cercana al roko, lo cual te hace dar una vuelta tremenda para salir del aparcamiento. Pienso: coño, ¿por qué no abren por el otro lado más cercano al CAR? Pues esta caminata tuvo sus consecuencias: una rozadura y una ampolla (las mierd… de chanclas).

La segunda también en la frente. Al llegar a la puerta del CAR me mosquea un poco el hecho de que la gente no esté colocada detrás de las vallas. Evidentemente, es la peña la que tiene la responsabilidad de hacerlo, pero tampoco vi a la organización hacer nada al respecto. Y sí, hubo varios triatletas que al pasar con las bicis soltaron un grito viendo a la gente cruzar sin más. Ya dentro un poco de caos. Veo a un participante discutiendo con una de las voluntarias que le había cerrado la puerta del box en la cara. Tuvo que venir alguien de la organización para explicar por megafonía las normas, cómo se hacían las transiciones, etc.

Y llegó el momento, ¡super sprint al agua! Y allí estábamos la amparo y yo con la risa tonta antes de empezar. La verdad es que esta parte de la prueba no se me hizo tan insufrible como el año anterior, pero la explicación no está en el entrenamiento (hacía justo un año que no nadaba), sino en el relax con el que me lo tomé. Pasaba de ir a full desde el principio. Lo hice a croll, pero las piernas, que es lo que más me suele cansar, las utilicé más bien poco. Subí la rampita corriendo (sin la cara de poema del año pasado, Luis) y me dirigí a mi box. Empecé a notar un mareo curioso, así que me puse la camiseta, las mallas y… tuve que sentarme. Entonces pensé: paso, me da igual perder tiempo en la transición, vaya empanamiento que tengo. Logro colocármelo todo y veo a la amparo que está buscando desesperadamente un broche que se le ha caído de la cinta “sujetadorsal”, claro, lo barato sale caro, jaja. Lo encuentra y salimos pitando. Primera vuelta en bici alrededor del Parque del Alamillo, y cuando llegamos de nuevo a la rotonda del CAR los voluntarios nos indican que continuemos hacia el interior del CAR, yo, en ese momento, pienso que hay que darle una vuelta a la rotonda para subir hacia el puente del Alamillo, pero cuando me doy cuenta, estoy dentro del CAR. Entonces se me ocurre que lo mismo hay que salir por otro lado para subir al puente, pero no, los voluntarios nos indican hacia el box, a lo que nosotros (éramos como diez) les decimos que no habíamos hecho aún los 10 km. En ese momento, dos miembros de la organización, de los que van montados en moto, me dicen de reguleras maneras que estoy obligada a saber el itinerario. La verdad, ni les contesté porque me iba a cabrear más de lo que estaba. Le grité a la amparo: vamos, vamos. Salimos de nuevo del CAR y pasé por encima de una precinto para subir dirección al puente, en fin, ya que nadie de la organización sabía decirnos qué teníamos que hacer, tiré por donde me dio la gana. En la bici fuimos más o menos bien, aunque tenemos la sensación de que adelantamos a menos gente que el año pasado. Bien es verdad que había un vientazo en contra de la leche. Hubo amago de salirse la cadena, aunque me libré. Pero la amparo no se libró de otro pequeño percance, se le cayó el bidón de agua y lo atropelló, jaja. El momento de “pérdida” me había robado concentración e ilusión, pero volví a retomar un poquito de ambas cosas cuando vi a mi hermano en la pasarela de Cartuja corriendo junto a nuestras bicis y dándonos ánimo.

Llegamos al CAR, soltamos las bicis y empezamos a correr. Las sensaciones fueron infinitamente mejor que las del año pasado. Las piernas, aunque un poco raritas, respondían más o menos. Justo al salir del CAR estaba el avituallamiento en el que nos esperaba un pasillo de… ¿unos doce voluntarios? Que conste que suelo agradecer infinitamente a la gente que te anima en este tipo de pruebas y normalmente les aplaudo a la vez que ellos nos aplauden a nosotros, pero la sensación de pasar por un túnel con gente “gritándote” no fue nada agradable. Lo entiendo: jóvenes, voluntarios y con ganas de pasarlo bien, pero agradecería que para próximos años hubiera un poquito de menos efusividad en este aspecto. Esto me mosqueo un poquito más… Continuamos la carrera las dos amparos juntas. El primer km me encontré más o menos bien, pero de momento vino la sensación chunga (aunque adelantamos a varios triatletas), me entró el flato y veía que Belén miraba de reojo para ver dónde iba yo. Me agobié, no me gusta que me esperen y más cuando veo que la otra persona va genial, así que le grite: ¡dale tú, dale tú!! Y ella me gritó: ¡coño, venga ya!! Jaja, vaya gritos que nos metimos, amparo, jajajaja. Habían cambiado el recorrido con respecto al año pasado, pasamos por un trozo con mogollón de piedras, no veía la meta y mi cabeza ya se había ido de parranda. Al final entramos las dos juntas, por mi parte, con más pena que gloria, pero lo terminamos. ¿Tiempo?? Ni idea. La amparo no llevaba crono, a mi se me olvidó poner en marcha el mío, tampoco vimos si había tiempo a la llegada y a día de hoy (lunes), no han salido las clasificaciones, vamos, un desastre.

En definitiva, me ha quedado una sensación rara, no sé si el año que viene me inscribiré, siento que no lo he disfrutado todo lo que debiera, porque cuando la organización no funciona la cabeza tampoco. Aún así, siempre es un gustazo hacer cosas junto a mi amparo.

lunes, 11 de abril de 2011

Podio sin subir al podio y foto oficial sin ser oficial

Por Luisma.
Llegamos fríos, la verdad, el día prometía ser estupendo, con una temperatura incluso un poco más alta de la deseable para correr, sin embargo nosotros llegamos fríos. A las 8:45 solo estaba en La Raza David, con su puntualidad benaca. En unos pocos minutos más nos reunimos con él, Sonia, Ricardo y yo y allí nos dieron las 9:05. Parecía que no venía nadie más. A esa frialdad se nos sumó la impresión de haber llegado ya el fin de temporada, porque allí faltaba todo el mundo, incluso muchos de los más fatigas no venían a la cita con la Divina Pastora... Sin embargo, para llevar la contraria, el clan de Sanlúcar asistió esta vez casi al completo, Manolo, Juanma y Salva y un colega del pueblo (no, no era el socio fantasma con nombre de cantante).

Así que nos fuimos los 7 hasta la salida y meta de la Plaza de España. Para faltar menos de media hora para el pistoletazo, el resto de corredores también parecían fríos, como extrañados por esta carrera bien organizada, en un entorno bonito, con mucha publicidad y medios de comunicación... vamos, la antítesis a las carreras del IMD. Algunos calentaban, la mayoría charlaban despreocupados... pero pocos aún se agolpaban bajo el arco de salida.
Así que tras ir al WC y al guardarropa (y como nosotros no necesitamos calentamiento, qué tontería es esa), en un segundo nos colocamos todos muy muy bien posicionados en segunda o tercera fila. Bueno no todos, algunos se posicionaron mejor que otros. Como la carrera estaba organizada por la RFEA pues tenía foto oficial con Penti y otros atletas invitados y con Fermín Cacho, que estaba allí en plan revival unos añitos más tarde de esa gloriosa tarde de 1992 (y no, no voy a decir unos kilitos más tarde, demasiado fácil tios... un respeto para un héroe olímpico). Total que cuando nos damos cuenta estamos todos pero nos falta la fémina del club y de pronto, ahí, entre los flashes, vemos los rizos dorados de la campeona de los Últimos, codeándose con los élite y con el famoseo. En el momento nos echamos unas buenas risas mirándola, pero más nos reímos cuando vimos la foto oficial de la carrera. Ésta que tenéis aquí al lado. Aún ahora si entráis en la página del circuito podéis verla en un lugar destacado. Ya lo he dicho en crónicas anteriores: los Últimos estamos empezando a copar los lugares que nos merecemos. Esta foto de la crack de Sonia es una prueba más.

Puntual, como no podía ser de otra forma, sonó el disparo. Salí pegado a Ricardo, que esta vez decidió no empezar a lo loco como otras veces, conservar durante los primeros kms y apretar, si quedaba gasolina, en la segunda parte de la carrera. ¡Qué diferencia es poder contar con un circuito de cierta anchura desde el primer metro! Igual era por eso o porque la peña pasa de pagar diez pavos y había como 2000 corredores menos que en otras populares, la cosa es que se podía correr desde el primer momento. Así salimos los dos del parque, por debajo de 04:00 el km y desde el primer momento noté que las piernas iban muy bien. El primer km incluso marqué el ritmo durante más tiempo que el mákina. El KM1, en la Torre del Oro, fuimos a 04:03. Perfecto, sin cebarnos pero en un ritmo muy cachondo para hacer MMP (mejor marca personal). En la recta del Paseo Colón, mientras yo tiraba, Ricardo me iba señalando grupos a los que engancharnos, corredores con buena pinta que nos adelantaban y que formaban manadas en las que podríamos ir cómodos (bueno, lo de cómodos a esa velocidad es un decir). Que bueno es mi mákina! Cómo va ya el tio currándose sus tácticas, jeje... Bien, con cabeza y corazón.... los élite tenemos q tener estrategia. En esto se me iban pasando los metros muy muy rápidos. El KM2 lo hicimos a 04:08, perfecto. Cuando entrábamos en Torneo, la interminable Torneo, veo de lejos a un tipo agitando una camiseta blanca con las manos. De pronto me fijo y parecía una camiseta de los Últimos, ondeando al viento. Y sí, era mi cuñado Jose, que aunque no corría hoy, quiso bajar hasta el recorrido estrenando su flamante vespa para darnos ánimos. ¡Qué subidón cuando te encuentras con alguien que está ahí para animarte y verte pasar a ti!
Ricardo me dijo que a ver si hacíamos juntos hasta el km7 o al menos la mitad de la carrera. Ahora pienso que podría haber ido más tiempo con él, pero yo tenía planeado despegarme de este ritmo en el km3. Mejor terminar en alto que petar en la primera mitad. Y así lo hice. Marcamos un parcial en el KM3 de 04:05. Y ahí dejé que Ricardo marcara un buen ritmo pero que empezara a despegarse de mí poco a poco. En realidad es difícil no seguir junto a tu colega cuando aún vas bien de piernas y sensaciones, pero creo que fue lo mejor. En el KM4 ya en solitario, marqué 04:11. Seguía siendo rápido, pero este dato estaba más acorde a mis posibilidades. Veía todo el rato a Ricardo ahí delante, muy muy cerca y eso era buena señal. En la calle Resolana comenzaba la Ronda propiamente dicha, se acercaba el ecuador de la carrera y yo iba aún pleno de fuerzas. Me dejaba adelantar y cogía la estela de los corredores que me pasaban para aprovechar y hacer un cambio de ritmo. Iba muy bien, mentalizado y sufriendo lo justo, cuando veo el avituallamiento en el KM5, donde marco un buen 04:12 (bien, ritmo regular y constante, estoy cumpliendo...). Bebo muy poco y aún estoy tirando la botella de agua al suelo cuando delante de mí un corredor se pega una hostia considerable contra el asfalto. Se tropezó con la banda del control de chip intermedio. Yo sin pensarlo, me paré a levantarlo, igual que hicieron otros corredores, pero él estaba bien y siguió corriendo con una quemadura del asfalto en la pierna que en ese momento seguro que no sentía, pero con la que luego iba a ver las estrellas. Intenté concentrarme de nuevo, seguían adelantándome corredores y... tras el cartel del km6 (porque todos los carteles estaban adelantados unos metros) el garmin me da la mala noticia del día: 04:26. ¿Comorlll?? Joder, ¿tanto me he entretenido con la caída? ¿14 segundos? No, no ha sido solo eso, estoy bajando a saco, yo ya lo iba presintiendo antes... Pufff, mi cabeza es una tormenta, no hago más que pensar que he perdido el ritmo y lamentarme. Sigo mirando hacia delante y allí, más lejos pero visible, sigue Ricardo. "Vas bien coño, sigue" me digo todo el rato. Pero claro, me ocurre lo que le ocurre a todos los capullos que se rayan: KM7 a 04:29, tres segundos peor... En ese momento ya sé que no voy a bajar de 42, como yo quería, pero seguía pudiendo obtener esa mejor marca personal tras la que llevo toda la primavera. Así que la cabeza empieza a funcionar ya como debe y me pongo solo a pensar en correr. Al cruzar la Pasarela y el Cid, el parque ya está ahí mismo, pero claro, esto es un 10.000 de verdad, por lo que la carrera toma Capitanía y rodea el parque por la Av de la Borbolla. Aquí está el KM8, en el que hago un parcial de 04:20. Está bien, logro bajar unos segundos, pero esos 04:10 que yo quería, igual que las oscuras golondrinas, esos no volverán. La Borbolla no me gusta cuando entreno con el Richar por allí, siempre prefiero correr por el parque porque se me hace muy larga esta calle con poca vida y mucho tráfico. Pues hoy igual... Y aunque la cabeza se está recolocando, las piernas presentan ya su insumisión. Bueno, solo queda un km escaso, yo sé que tengo guardado fuerza para ese último km, así que me da igual el próximo parcial. KM9 a 04:27 (malo sí, pero ya he dicho que en ese momento me daba igual, vamos a exprimirnos en el último). Aunque el cartel está un poco antes, en la garita de Eritaña, yo calculo que el último 1000 comienza cuando doble a la derecha en La Palmera. Así que cuando esto ocurre, cierro los puños y me pongo a apretar todo lo que puedo, sin constancia, sin técnica, sin cabeza... solo con corazón. Adelanto, claro que adelanto, a unos cuantos e incluso me adelantan también a mí porque como voy a tirones a veces bajo un poco para seguir metiendo ese ritmo loco. A mi derecha, el parque me va cantando los metros que me quedan. Y por fin la fuente y el giro para enfilar la recta de meta de la Av. Rodríguez de Casso. Ahí sí que aprieto los dientes y entro a 03:30. Tiempo real de 42:39. Mejor Marca Personal en 10.000.

Casi sin aliento me dirijo a la extensa, cómoda, surtida zona de avituallamiento en meta. Otro gustazo: todo el centro de la Plaza de España reservado para los corredores. Como es tan grande (y como delante de mí solo han entrado 126, jeje, que todo hay que decirlo) me da la impresión que soy de los primeros en llegar allí. Busco al Richar, que está en la cola del fisio (qué le gusta que le toquen) y me voy a coger de todo por ahí. Incluso estiro un ratito en el césped artificial de la Zona Gatorade... jeje, pijadas innecesarias, pero que molan, la verdad.

Juanma, David, Manolo, Salva y la estrella del día, Sonia, entran por este orden. El sol pega de lo lindo y cuando termina el masaje del makinita y hemos recogido las mochilas, enfilamos hacia el podio y nos hacemos una foto con Martín Berlanas, que no ha corrido y con Cacho. Lástima no habernos quedado un rato más porque hubiéramos disfrutado y de qué manera, de la sorpresa del día. A las 14 de la tarde todos recibimos un mail de Juanma con la clasificación y con el notición: Manolo, nuestro benjamín de 17 años, es el primer clasificado de su categoría, juvenil masculino. Vaya un campeón... No el tercer o segundo puesto del podio, sino el primero, el más alto. Ahí ya se iba a materializar lo que os decía antes: uno de nosotros subiendo a lo más alto. Joder, cómo hubiera molado ver ese momento... Pero claro, la falta de costumbre, nos fuimos sin prestar mucha atención a la entrega de trofeos y Manolo se perdió el suyo (tampoco te pierdes nada, un cacharro de latón sobre una peana de maderilla pintada). Más tarde él mismo reconocería en un mail que fue el único juvenil de toda la carrera, luego el primer puesto era para él con solo terminarla. Pero bueno, eso qué mas da. Ahí está tu merito Manolo, el haberte gastado 10€ en levantarte temprano un domingo y no al contrario, como deben preferir todos los de tu edad. Así que felicidades campeón.

Ahora va a venir un pequeño parón. Eso sí, la semana que viene las crares de Ana y Belén corren, nadan y pedalean el Triatlón de Sevilla (esperamos crónica y también exhibición!). Luego esta ciudad y nosotros mismos nos volvemos locos con todo lo que se nos avecina en las próximas cuatro semanas y por eso no habrá carreras. Nos queda una del IMD, la del distrito sur, en mayo. Ahí cerraremos las populares de Sevilla. Y alguna nocturna correremos en junio, que son muy divertidas. Mientras tanto hartaros de salir, beber, comer, rezar, bailar, viajar, estudiar... hartaros de hacer cosas, pero no dejéis de correr. Porque aunque algunos días nos levantemos un poco más fríos y a algunas carreras solo asistamos dos valientes, los Últimos son una realidad sin vuelta atrás. Una realidad que empieza a escribir su nombre en el mundo del running y que, ya os lo he dicho varias veces, van a terminar ocupando un lugar destacado.
Un lugar que, desde luego, no será el último.

lunes, 4 de abril de 2011

Sensaciones encontradas en Triana

Por Luisma.
Al contrario que en la última carrera del IMD, el día de la popular de Triana se presentaba feo, muy nublado y con previsión de chaparrones que al final esperaron a que entráramos en meta (qué detalle). Sin embargo la temperatura en esta ciudad se he levantado ya definitivamente y seguramente no volverá a bajar de 12 grados hasta noviembre. Así que el día no era bonito, pero era perfecto para correr: sin calor, ni frío, ni sol.

Y así también, contrastadas, han sido las sensaciones que hemos tenido hoy los Últimos del Aljarafe: buenas sensaciones y tiempos, unos y pinchazos de esos que te dejan tocado, para otros. A nuestra cita en el depósito de vehículos (sitio mal rollero donde los haya) fuimos llegando de forma anárquica, con adelantos y retrasos, incluído el mío. Hoy esto no me va a servir para volver a quejarme públicamente del poco calentamiento que hacemos en el club, ¡ay va...! ya lo he dicho... En todo caso esta vez sÍ hemos rodado 3 minutillos que de algo habrán servido. Tras este atibiamiento (palabra inventada, disminutivo de calentamiento) me ha hecho mucha gracia cómo todos, los nueve, nos hemos saltado la valla para ponernos en tercera línea de salida, junto al arco... Ahí que estábamos, cada uno de su padre y de su madre y de su ritmo, en dos metros cuadrados, junto a la élite... No ni ná, ya lo dije hace poco, lo de últimos es solo para el nombre...

Con el disparo, la carrera nos puso a cada uno en su sitio en poco tiempo. Mientras ponía en marcha mis dos! cronos, casi ni me dio tiempo a ver cómo el maquina salía pitando y Juanra también se me separaba. Pasaba de correr solo, quería hacer la carrera junto al aspirante a bombero, porque en la anterior carrera me fue bien, así que metí un sprintillo y en 200m ya estaba junto a él.

En el primer KM se nos fue la olla, hicimos 03:59, que está muy bien para las series pero no para comenzar un 10.000... En Virgen de Luján se lo dije a Juanra y bajamos un poco. En el KM2 ya hicimos 04:16, justo con lo que queríamos hacer toda la carrera, bien. Esa segunda pasada por la salida no me gusta, porque te da la sensación de que no estás avanzando, que no haces kms... aunque no es así. Tras pasar bajo el arco venía el KM3 y nosotros bajamos ese parcial un pelín a 04:20, bueno, nada preocupante.
Sin embargo tras pasar el cartel veo que Juanra me deja tirar a mí, que soy constante en el ritmo, eso sí, pero algo reservón, por eso prefiero que tiren de mí y no al revés. Pasan unos metros y lo veo ahí detrás, pero poco a poco lo veo cada vez menos. Antes de subir la cuesta del muro de defensa, miro hacia atrás y ya no lo veo... ¡Qué raro! Creo que se está quedando, aflojo un poquito por esa razón y por la única y facilona cuesta de toda la carrera. Hago el KM4 a 04:25.
Sobre la recta del muro de defensa ya voy solo todo el tiempo. Voy bien, controlando a otros corredores, controlando el ritmo, la respiración, mirando hacia atrás... Ya calculo que correré solo un tiempo, no sé si Juanra me interceptará más adelante. Y no sé por qué, porque voy bastante bien, vuelvo a bajar un poquito hasta 04:28 en el KM5. Imagino que al ir solo aprieto menos y espero, sinceramente, que Juanra llegue a mi altura. Tras el avituallamiento me quedo con un grupo de 3 corredores del C.A. Camas que llevan mi mismo ritmo. (No deben ser del pueblo porque sus caras no me suenan, pienso, aunque tampoco soy yo muy camero). Y así atravesamos la Ronda, López de Gomara, Santa Fé y llegamos hasta Virgen de Luján otra vez. El ritmo en estos tres kms es muy constante, de 04:27 a 04:29. Pienso que podría apretar más y acercarme al 04:15 que traía planeado con el Juanra, pero hace tiempo que los planes se fueron al carajo, así que tampoco me quejo.
Glorieta de las Cigarreras y Av Ramón de Carranza: paso el KM9 y el garmin me grita un parcial un poco chungo, 04:32... Vale, no vale rayarse, lo que toca ya es apretar. Me concentro en alargar la zancada y meter una velocidad más a base de técnica, fijándome en el braceo y en levantar las rodillas y tobillos. Vamos a correr más, pero mejor también. Me sirve, no es que acelere mucho, pero siento que la técnica de carrera va haciendo su efecto. Adelanto sin demasiada dificultad. La respiración ha sido buenísima todo el rato y ahora también... Y cuando mejor se lo está pasando uno, antes se acaba todo, así es la vida, siempre pasa lo mismo. Así que curva a la derecha y ahí está el llamativo adoquinado ondeante del Parque de los Príncipes. Recta de meta, aprieta... Entro sprintando y haciendo un tiempo que me gusta, pero que hubiera sido un minuto inferior de haber obedecido a ese 04:15 que traía encargado por el profe... Un bonito 42:53. Notable de 7, que es una nota mediana, pero que daba alegría sacar, la verdad.

Nada más entrar estuve buscando a Juanra con la mirada, porque pensaba que vendría muy cerca de mí (en varios momentos de la carrera pensaba que me adelantaría o que llegaría a mi altura). Sin embargo al que veo es a David, que se ha salido del pellejo volviendo a bajar su tiempo hasta un sorprendente 43:39. Tras saludarlo y en la cola del acuarius lo primero que me dijo fue "pues sí que se notan las series". Luego entró Juanra, que no tuvo su día, (eso pasa mákina, ya no tienes ni que pensar en ello) y después, bajando ya de 50 en un 10.000, entraba Belén como la 26ª de la general y Ana la 28ª un minuto después. (Ojito a estas dos crares, que van a empezar a darnos puestos interesantes en carreras menos masificadas. Enhorabuena chicas!). Kiko y Jose también mejoraban marca en la distancia y luego entraba Sonia, que se ha portado como una campeona tras su lesión. En la clasificación por clubes hemos vuelto a subir tres posiciciones, a pesar del plante de Salva y Juanma que nos resta un punto, porque confirmaron sus dorsales y no asistieron (no pasa nada sanluqueños, intentad preverlo para la próxima ok?).

Me quedaría con eso que me dijo David nada más entrar, "las series se notan", claro que se nota, el trabajo hecho y sobre todo el trabajo bien hecho tiene que dar sus resultados. Algunos incluso tenéis buenos resultados, hablo por ti Ricardo, incluso sin tener un buen día. Siempre digo que tienes/tenemos que ponernos objetivos asumibles y no querer bajar 5 minutos cada semana. Sin embargo noto que algo está cambiando, una nueva ambición, un nuevo cosquilleo me revuelve en mi interior. No se me olvida que correr es una de mis aficiones principales y que lo hago para divertirme. Pero a día de hoy reconozco que ahora sí que estoy buscando mejoras deliberadamente. Compito contra mí mismo, pero compito. Ahora sí.
Lo bueno es que si pierdo, quedo segundo.

Clasificación XX Carrera Popular de Triana