sábado, 25 de febrero de 2012

Así también me encanta el maratón

Por Luisma.

El domingo pasado tuve otra oportunidad para enamorarme un poco más de esta carrera que se llama maratón y que realmente no es una carrera. No es una carrera porque no compites contra nada ni nadie (ni contra el crono, ni contra otros corredores..). De hecho no compites, sin más. Es una oportunidad para demostrarte cosas, para aprender de tí mismo y de los demás, para querer un poco más a los tuyos, para emocionarte... El domingo me enamoré un poquito más de la maratón. Y esta vez la maratón me correspondió.

Me aburre volver a contaros de nuevo que yo llegaba justito de forma a esta carrera, así que no os vuelvo a decir los motivos. Yo me plantaba en la línea de salida con ese miedo. Porque esta carrera puede ser maravillosa pero también tremendamente implacable. Con la/el? maratón no se puede jugar. Así que simplemente me propuse correrla entera para disfrutarla y si de paso podía ayudar a David-Benaca a debutar en los 42kms, pues mejor que mejor. Pero sinceramente, a las 9:30 de la mañana yo aún no estaba muy seguro de poder terminarla.

Ricardo, David y yo nos plantamos en el Olímpico con muchos nervios. Ellos dos tenían sus objetivos claros y estaban nerviosos por cumplirlos. Yo iba más tranquilo, solo con la intención de terminar, pero un atasco monumental y la benemérita nos terminaron por poner los nervios de punta a los tres. A las 9:15 todavía me estaba poniendo el dorsal y por supuesto salimos al tartán del Olímpico sin calentar ni un minuto. Pero bueno, ¿tenemos nosotros que calentar para una carrera como ésta?

Ricardo salió con su objetivo de pegarse al globo de 3h30 y en el primer km ya se separó de nosotros. Y David y yo nos planteamos hacer 3h45, lo que significaba correr a 5'20"/km toda la carrera. En teoría era un ritmo facilón. No tenía duda de que David podría mantenerlo todo el tiempo. Mis dudas eran conmigo mismo. Y los primeros kms solo hicieron aumentarlas. Bufff ¡que malas sensaciones! Los primeros 7 kms de recorrido discurren por la avenida Carlos III en los dos sentidos (uno de los muchos absurdos del trazado de este estupendo maratón) y a la altura del km8 se pasa junto al estadio de nuevo. Bueno pues estuve un buen rato pensando en salirme y volver al estadio, coger mis cosas en el guardarropa y para casita... En fin, que tardé en entrar en calor... Me dolían sobre todo los tibiales y sóleos, una zona de las piernas que no suelen molestarme. Pero hoy parecían de acero, bufff, sensaciones malísimas.

Pero afortunadamete llegó el Parque del Alamillo (donde echamos una meadita) y empecé a entrar en calor. Y lo que me terminó de animar fue cruzar el puente de la Barqueta, en el km10 y salir de la Cartuja (que mira que es mi zona de entrenamientos habitual, pero qué poquito me gusta correr por aquí en el maratón). A partir del km12 ya estábamos de lleno dentro de la ciudad, me meto el primer gel pal cuerpo, igual que el año pasado y a charlar con el benaca y a disfrutar del recorrrido. Menos mal... Ahora empezaba lo bueno...

Así fuimos sin problemas hasta después de la media. Todo el tiempo en torno a 5'20"/km, el ritmo pactado. A veces me tocaba frenar un poquito a David, porque esta carrera es larga y hay que reservar. A él se le veía fuerte, yo estaba seguro que iba un puntito por encima de mí. Hicimos la media maratón en 1h54', fácil. Pero a partir de aquí tocaba concentrarse un poco y aguantar, porque venía lo malo.

Y eso de concentrarse, nada. Aproximadamente en el km23 oigo a mis espaldas una voz conocida: es el Gran TATE, ese corredor de Salamanca que conocimos Ricardo y yo el año pasado aquí y con el que hemos mantenido el contacto estos 12 meses. Habíamos hablado el día antes para correr juntos desde la salida, pero con la locura de nuestra llegada tarde, no habíamos podido quedar. Y ahí que vino él, buscándonos, durante 23 kms, hasta que nos encontró. ¡Qué grande eres Tate! A partir de entonces, igual que al año pasado, mi carrera cambió drásticamente. Ya íbamos hablando todo el rato y riéndonos a carcajada limpia con todas las ocurrencias de éste figura. Dicen que la gracia la tenemos aqui, en Andalucía, pero en Castilla también hay gente con arte y el Tate es la prueba.

En el km29, ahí, frente al campo del Real Betis como el año pasado, me esperaba la familia. Pero este año en mi familia hay un personajillo nuevo y claro, imaginaos el subidón al ver a mi enana y a Mariló animándome a voz en grito. (Bueno la enana no animaba, estaba casi dormida, pero la madre ya se encargó de que me animará trayéndomela en volandas y corriendo-volando junto a su papi unos metros). Un  rato antes pensé que me emocionaría con este  encuentro. Pero no, la verdad es que no sé como reaccioné. El cansancio y la emoción me dejaron flipao. Con una sonrisa enorme en la cara, pero flipao. Ahí en la foto podéis verlo.

La forma de correr del gran Tate es animando a todo el mundo: a David y a mí por supuesto, pero también a otros corredores (a todos los corredores mejor dicho), a los voluntarios, a los espectadores... Es un crack. Esos ánimos empezaron a hacernos falta a partir del km 30 en la larguísima avenida de La Palmera. Especialmente a David, que justo ahí, empezó a notársele cierto bajón por el cansancio lógico de llevar tres horas corriendo. 

Había que evitar que cualquiera de los dos se diera de frente con el temido "muro" . Cada 10kms David y yo chocábamos las manos para animarnos. Así estuvimos desde la salida. Después del apretón de manos del 30 vino el del km32, donde volví a animarle a él y a mi mismo porque nos quedaban solo 10. Llevábamos unos kms aflojando el ritmo así que le propuse al benaca apretar un poquito y recuperar nuestro 5'20"/km aunque solo fuera un rato. Y entonces David me dijo la frase del día, la que revelaba su verdadero estado: "dale tú si quieres Luis. Éste es mi ritmo máximo". Jeje, yo no iba sobrado, para nada y por nada del mundo lo hubiera dejado atrás y así se lo hice saber. (Fíjate cómo me hubiera arrepentido ahora, colega, si yo hubiera tirado y hubiera hecho un tiempo de apenas 5 minutos menos en meta y tú no hubieras terminado. -Aunque ya te he dicho que tú solo también hubieras podido- Me arrepentiría toda mi vida.) En el próximo maratón buscaré marca.  Será por maratones...

Esto nos condicionó el resto de carrera y los siguientes kms fueron ya muy parecidos. En resumen, el sufrimiento iba creciendo progresivamente y el ritmo iba disminuyendo. Eso sí, no llegamos a caminar ni llegamos a correr a 6'/km o más en ningún momento. Por ahí podemos estar orgullosos. Además adelantamos a toda esa procesión de corredores que tienen que andar en los últimos metros, una estrategia muy digna por otra parte. No tiene nada de malo combinar el caminar y el correr en un maratón, para nada, pero de momento, yo eso no lo he hecho nunca.

La calle Torneo, kms37 y 38, se nos hizo eterna, como no podía ser de otra forma. Cruzamos la Barqueta entre una multitud de público que nos jaleaba y nos ponía ya los pelos de punta. Y tras el Parque del Alamillo, ahí, al fondo, el estadio.

La bajada (a la gloria) por el túnel sur, sinceramente, no fue tan emocionante para mí como el año pasado. Me dolía prácticamente todo el cuerpo, pero acabé muy entero, física y emocionalmente. De hecho estuve buscando a la familia en el sitio donde suelen ponerse en las gradas e intenté colocar a nuestro grupeto de tres para salir bien la foto (en ambas cosas no tuve nada de éxito). Tate, David y yo nos cogimos de la mano y cruzamos esa meta, que es mucho más que un arco y una línea pintada en el suelo. Tardamos 3h56'07" (tiempo real) en completar la carrera.
Unos minutos antes, Ricardo cruzó esa meta llorando, lo podeís ver el video de su llegada. No había logrado su objetivo de bajar de 3h30 y el sufrimiento extremo al que se había sometido se reflejó así. Para mí esa meta representaba otra forma de correr, el CPP que dicen unos amigos de internet: Correr Por Placer. Una manera nueva y mucho más placentera, de disfrutar en una carrera. Y para David esa meta no era un final, sino solo un principio. El principio de su vida como maratoniano. 

Clasificación 28º Maratón Ciudad de Sevilla

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