Por Juanma.
Tras
disputarse una semana antes la primera carrera mañanera de la temporada
2011/2012 en “el Naranjo”, llegaba en Marchena la primera media y la
confirmación de que lo bueno ya ha comenzado. También se confirmaba en la XIV
edición de la media maratón Marchena-Paradas
que el C.D. Últimos del Aljarafe goza de muy buena salud y es que nos
presentábamos seis locos dispuestos a levantarnos un domingo antes de las 8 de
la mañana para meternos algo más de 21Km entre pecho y espalda y lo conseguimos.
Para tres de nosotros, Arturo, David y un servidor (Juanma), era nuestro
estreno en la distancia, mientras que Fran, Luis y Ricardo, más expertos en
estas lides, se reencontraban con ella. Yo estaba deseoso que llegara la
carrera, me hacía mucha ilusión completar una media, quería superar un nuevo
reto, incluso había intentado seguir un plan (si se le puede llamar así con solo
tres semanas) y llevaba dos semanas sin jugar al fútbol por miedo a lesionarme.
Arturo,
David, Luis y yo quedamos a las 8 en el Carrefour de Camas y salimos los cuatro
en el coche de Luis con dirección Marchena, con lo que ganaba mi primera
batalla en busca de la sostenibilidad del club; cuatro socios en un mismo coche
no está nada mal. Además de colaborar con el planeta esto nos sirvió para ir
despertándonos con la charlita en el coche, para repasar el perfil de la
carrera y para llegar con tiempo a la salida, donde pudimos recoger los
dorsales y cambiarnos tranquilamente. Allí nos encontramos con Ricardo, que
estaba acompañado por Miriam y dos futuros runners (sus hijos) y Fran que
también fue con Vanesa, su mujer. Ricardo nos comentaba que había tenido problemas
en la parte trasera del muslo de la pierna izquierda y nos enseñaba la cinta de
kinesiotaping (creo que es así) que se había colocado.
Pudimos calentar bien comparado con lo que hacemos de costumbre (en esto hay que seguir mejorando) y nos colocábamos en la salida donde todos llegaban con su estrategia clara, menos yo, que me toparía de lleno con un gran dilema ¿Cuál era mi propósito en la carrera? El día antes, hablando con Ricardo por teléfono me recomendaba que me la tomara con tranquilidad, que era mi primera media y que intentara disfrutar de la carrera. David en el coche comentaba que no quería perderle el respeto a la carrera, que incluso estaba nervioso por ser su primera media y que su idea era terminar sin pasar apuros. Arturo también debutaba e iba a correr junto a David. Mi cabeza y mi lado responsable me decía que ésa debería ser mi estrategia, pero mi corazón y mis piernas me pedían más guerra. Llevaba tres semanas entrenando bien, comiendo bien, tenía mucha ilusión por esta carrera e incluso la noche antes me había sacrificado para descansar al menos seis horitas, por lo que no quería que la carrera se me quedara en las piernas, todo lo que había preparado había que dejarlo en el asfalto, aunque reventara a la mitad estaba seguro que si no pasaba nada raro iba a terminar, por lo que merecía la pena arriesgar. Así que mientras escuchaba como Luis, Fran y Ricardo repasaban su estrategia concienzudamente me decidí definitivamente por salir con ellos y que la carrera me fuera poniendo en mi sitio.
Pudimos calentar bien comparado con lo que hacemos de costumbre (en esto hay que seguir mejorando) y nos colocábamos en la salida donde todos llegaban con su estrategia clara, menos yo, que me toparía de lleno con un gran dilema ¿Cuál era mi propósito en la carrera? El día antes, hablando con Ricardo por teléfono me recomendaba que me la tomara con tranquilidad, que era mi primera media y que intentara disfrutar de la carrera. David en el coche comentaba que no quería perderle el respeto a la carrera, que incluso estaba nervioso por ser su primera media y que su idea era terminar sin pasar apuros. Arturo también debutaba e iba a correr junto a David. Mi cabeza y mi lado responsable me decía que ésa debería ser mi estrategia, pero mi corazón y mis piernas me pedían más guerra. Llevaba tres semanas entrenando bien, comiendo bien, tenía mucha ilusión por esta carrera e incluso la noche antes me había sacrificado para descansar al menos seis horitas, por lo que no quería que la carrera se me quedara en las piernas, todo lo que había preparado había que dejarlo en el asfalto, aunque reventara a la mitad estaba seguro que si no pasaba nada raro iba a terminar, por lo que merecía la pena arriesgar. Así que mientras escuchaba como Luis, Fran y Ricardo repasaban su estrategia concienzudamente me decidí definitivamente por salir con ellos y que la carrera me fuera poniendo en mi sitio.
El
pistoletazo sonó puntualmente a las 10:00am y los primeros kilómetros
trascurrieron según lo previsto. Primer kilómetro, sin zigzaguear para
adelantar, a 5:05, el segundo caía en 4:55 y a partir de entonces había que
empezar a apretar. La estrategia era que Fran, Luis y Ricardo se turnarían por
ese orden para marcar un ritmo constante de 4:30, pasando antes por el 4:40 en
uno o dos kilómetros para intentar terminar la carrera en 4:20. Pero lo del
4:40 se quedó en palabras y el primer kilómetro en el que el coriano se ponía
al frente del grupo nos lo comimos en 4:34, en el kilómetro cuatro marcamos
4:31, y en el cinco 4:30, hasta ahí todo fue rodado.
Cuando
ya habíamos devorado la mitad del sexto kilómetro, el segundo en el que tiraba Luis,
Ricardo y yo íbamos detrás, sin salirnos del grupo, y le pregunté qué cuantos
kilómetros más pensaban recorrer a 4:30 antes de dar el salto a 4:20 a lo que
me contestaba que no tenía ni idea, que no sabía ni cómo iba y que la cinta le
estaba molestando, acto seguido empieza a quedarse un poco, se quita la cinta y
la tira a la cuneta. Yo que hasta entonces siempre había ido en la cola del
grupo decido intentar hacer de puente entre Ricardo y los dos de cabeza, para
que no nos separemos, pero el intento fue en vano y Ricardo se quedaba.
Cerramos el sexto kilómetro en 4:36, me puse junto a Luis y Fran y les comenté
que Ricardo se había quedado, el plan inicial empezaba a desmoronarse…. Fran
tomó de nuevo la responsabilidad de marcar el ritmo y antes de entrar en
Paradas superamos el séptimo kilómetro en 4:43, por lo que definitivamente el
ritmo había bajado, aunque más que por falta de fuerzas por el desconcierto que
creó la inesperada baja del maquinita, lo que creo que hizo que
entraran dudas en los demás sobre si el ritmo era el adecuado. Yo intentaba
guardar mi posición en la cola de lo que ya se había convertido en un terceto y
Fran seguía tirando, tirando, tirando, y cuando me quise dar cuenta estaba unos
cincuenta o sesenta metros por delante, me da por mirar el reloj y veo que
vamos por encima de 5min/km y se lo comento a Luis que con resignación me
responde que lo sabe y terminamos el kilómetro ocho en 4:58, definitivamente el
Escuadrón de los Últimos se había disuelto antes de tiempo. Me veía con fuerzas
y creía que podía ir a más por lo que decidí apretar un poco para ponerme a la
altura de Fran, fuimos los dos juntos por las calles de Paradas e intentamos
retomar el 4:30 de media y buscar un grupeto en el que incrustarnos. Lo del
grupo no lo conseguimos, pero lo del ritmo sí, ya que marcamos 4:29, 4:36,
4:32, y 4:35 hasta llegar al kilometro 12, al que llegué bastante concentrado
en mantener mi ritmo, tanto que no me di cuenta que me había quedado sólo.
Antes de eso, a la salida de Paradas, miramos hacia atrás y vimos como Ricardo
y Luis venían cerca y pensamos que nos cogerían al poco, pero eso no pasó.
Los
adoquines de paradas y las primeras subidas serias de la carrera se habían
quedado atrás y lo que esperaba ahora era una larga recta por la carretera y
siempre picando hacia arriba. Me vi sólo y por un momento me entro el canguelo
de que me viniera un bajón, pero después pensé que había sido capaz de aguantar
un ritmo que creía que iba a abandonar mucho antes, que iba muy bien de piernas
y de pulmones, y que el trabajo realizado en las semanas previas estaba dando
sus frutos, esto hizo que mis depósitos
de moral se llenaran hasta rebosar. Pero aún así había que ponerle cabeza al
asunto si no quería ahogarme en la orilla.
En
los últimos entrenamientos en las pistas y el día del Naranjo, Ricardo y Luis
me habían dado muchos consejos sobre la media y sobre las carreras en general
(lo que os agradezco desde aquí máquinas y es que el resto tenemos aún mucho
que aprender de vosotros), y una de las cosas que me comentan siempre es que
cambio mucho el ritmo. Esto me hizo usar otro de sus consejos, “sigue a los
viejos que mantienen el ritmo como nadie”. Busqué mi objetivo y me puse tras
él, era un señor de más de 60 años junto el que fui adelantando a corredores
conforme pasaban los metros, no fui capaz de reconocer a que club pertenecía,
pero por su acento, ya que incluso charlamos un poco, me pareció Cordobés. Llegamos
a Marchena ya en el kilómetro 17 corriendo entre 4:41 y 4:47. Mi ritmo se
resintió un poco, pero había conseguido el objetivo de no desfondarme dando
apretones sin sentido y llegaba al pueblo con las reservas llenas para afrontar
el tramo final. Antes de entrar en Marchena, mi acompañante me decía que si me
veía con fuerzas que tirara y que siguiera a un corredor del club maratón Jerez
que teníamos por delante, que era una buena rueda. Pero al momento llegó una
fuerte subida en la entrada del pueblo y este corredor, con perdón, se cagó
literalmente en los muertos de la cuesta, y yo la intenté superar distrayéndome
en tomarme el segundo de los dátiles que me había guardado en el bolsillo (otro
consejo de Luis). Le quité el papel de aluminio en que el que lo había envuelto,
me lo comí pausadamente masticando bien, bebí agua y por arte de magia la
cuesta había pasado.
Ya
sólo faltaban tres kilómetros y lo de pensar se había terminado, de ahí hasta
la meta sólo quedaba correr. Esos últimos kilómetros fueron en su mayoría de
bajada y por las aceras intentando evitar los adoquines. Había conseguido
terminar la carrera muy bien de fuerzas, último parcial de 4:06, y al parar el
cronómetro me esperaba mi premio 1:37:07. Allí en la meta esperé a mi
inesperado compañero de los últimos kilómetros a quien le di las gracias por
dejar que le siguiera y por sus consejos. Detrás de mí, poco más de un minuto
después, llegaba Ricardo, lo que me sorprendió gratamente, ya que cuando vi que
se quitaba la cinta y se quedaba pensaba que abandonaría o que terminaría en un
tiempo mucho más discreto, pero volvió a demostrar su categoría superando los
impedimentos e incluso me comentó que si llega a durar la carrera quinientos
metros más, me coge.
De
aquí en adelante a continuar con los objetivos, Fran, Luis y Ricardo a
centrarse en el maratón de San Sebastián que cada vez queda menos, David en la
Behobia y el resto a pelear por los nuestros, yo aún tengo que definir el mío
(Ricardo y Luis no me piquéis más porque NO voy a correr el Maratón de Sevilla
este año). A los que tampoco tengáis un objetivo claro os recomiendo que os
propongáis correr una media y a los que ya la estéis preparando que sigais en
la pelea y que no decaigan las fuerzas, porque hoy he descubierto que: LA MEDIA
ES UNA DISTANCIA MUY COMPLETA.
Pd: esta semana se cierran las
inscripciones del club para la media de los Palacios en la que los Últimos nos
tenemos que hacer notar.