martes, 5 de julio de 2011

Eso es todo amigos...

Por Luisma.

En una fecha en la que ya no deberíamos correr carreras, el 1 de julio; a una horita en la que lo que deberíamos hacer es beber cervezas, las diez de la noche y sobre todo por unas avenidas donde NO se debe estar un viernes por la noche, las avenidas del PISA, el parque industrial donde yo trabajo... Con estos exóticos ingredientes nos presentábamos unos cuantos locos de los Últimos del Aljarafe para cerrar la temporada 2010-2011, en la Carrera de Empresas del PISA.

Ahí estaban los tíos y la tia: Ana, David, Arturo (muy bien acompañados los "benacas" por todas sus familias, que se están haciendo ya habituales acompañantes del club), Juanma, Ricardo y un servidor en el fin de semana de la primera ola de calor del verano. De hecho cuando terminamos de calentar (esta vez hicimos por lo menos 1500 m de calentamiento, todo un record) yo ya había empezado a sudar bien, no tres gotitas en la frente, sino brazos y cuerpo mojados del todo.

Yo aún estaba recuperándome del esguince que me hice en Alcalá, solo dos semanas antes. De hecho aún tengo la inflamación. Pero tanto el fisio, como mi fatiguismo y el hecho de estrenar mis nuevas Adizero Boston (pequeñas: la temporada que viene tenéis que darme grandes momentos ok?) me animaron a ponerme bajo el arco de salida del PISA. Había entrenado ya fuerte durante la semana, pero una carrera es otra cosa, se corre más y se piensa menos, así que debo reconocer que aún me daba un poco de miedo el tema del tobillo. Mis planes (mis planes y los de Ricardo, que nosotros lo planeamos todo en pareja) eran intentar salirme del pellejo para ver si podía optar por un buen puesto en la clasificación de trabajadores del parque. Pero desde el mismo momento en que me torcí el tobillo esos planes se fueron al carajo, así que ya no venía con esa intención. Pero bueno, estaba inscrito, mis colegas del club estaban ahí, llevaba todo el día metido en casa... ¿había otra cosa mejor que hacer que acercarme a la carrera y correrla? Pues claro que no.

Ya nos hemos acostumbrado al elitismo y a salir rápido, así que de nuevo nos colocamos bajo el arco de salida. La verdad es que había un buen puñado de maquinitas. Yo no sé si en verano los "pseudo-élite" proliferan, o los papas fritas pasan de correr con el calor, pero yo en cada carrera que pasa veo más máquinas. Pues ahí estaban todos cuando sonó el disparo, alrededor nuestra. Y claro, salimos rápido, como siempre. Nada más salir, el recorrido te advierte que van a haber desniveles. En la calle Manufactura, los primeros 450 metros son de subida. Y aunque me gusta salir rápido, esta vez dejé que Ricardo y también Juanma se fueran para adelante todo lo que quisieran. Me puse a la altura de Arturo y David y ahí subimos los tres esas primeras cuestas. Y en seguida, la calle Brújula, de bajada. El recorrido de esta carrera es un continuo calle larga en un sentido, calle larga en otro sentido, y en cada calle una subida y una bajada. Pues ahora la calle Brújula era de bajada, por lo que me separé deliberadamente de los benacas porque sabía que luego subiendo me pasaría lo de siempre. Aunque me puse a tirar de zancada, yo notaba que no le estaba metiendo caña de verdad, tenía un poco de miedo por mi tobillo, que no me molestaba en absoluto pero seguía ahí, con su hinchazón. Cuando terminó la bajada y vi que no me iba a atrever a darlo todo, eliminé las pocas esperanzas de hacer un carrerón y empecé a pensar más en disfrutar que en sufrir. (Aunque sufrí un montón todo el rato, con ese calor nocturno que hacía). En esos pensamientos estaba cuando pasamos por el km1, que hice a 4'09".

Terminamos la calle Brújula y seguíamos corriendo por la ampliación del parque, donde la carrera cambiaba de sentido y otra vez para el PISA antiguo por la calle Comercio. Ahora iba a un ritmo constante, aunque empecé a notar que había corredores que me adelantaban ya con fuerza. Son esos que hacen la estrategia, correcta, de empezar flojo para calentar y luego ir subiendo revoluciones y adelantar muy fuerte a partir de la mitad de la carrera. (Más o menos lo contrario que yo suelo hacer...) Tras una pequeña bajadita donde se pasaba por la marca del km2 (4'10") llegaba la cuesta gorda de la carrera. Y justo al principio de la cuesta, a mi derecha, el Edificio Forum Industrial, o lo que es lo mismo, mi querida oficina. Rara imagen la que ofrecía el sitio donde curro por la noche. Entre fantasmagórica y simpática. Durante el día a día no me parece ninguna de esas dos cosas, pero ahora, vestido con mi equipación y calzando mis flamantes Adizero, me sentía en cierto modo en un estado superior a cuando entro por aquí a las 8 a.m. durante el resto del año. No sé cómo explicarlo... son esas cosas mágicas que te da el running.

Y subiendo la cuesta, se acabó la magia, la verdad. Aquí empecé a pensar que la falta de entrenamiento de la semana de reposo del esguince me estaba pasando factura. Pero eso no era, era más bien mi incompetencia total en las subidas (¡hay que entrenar cuestas a saco la temporada que viene, chaval!). De todas formas Juanma estaba muy cerca, apenas 200m y Ricardo aún podía verse por delante. La cuesta de los huevos tenía un regalito extra, cuando terminaba la calle girabas a la izquierda y la pendiente se acentuaba por la calle Juventud (hasta llegar a la trasera de Videoplaning). Y justo ahí se empezaba a bajar por la calle Lonja, donde estaba el km3, que hice a 4'35". Ya era casi de noche, habían pasado menos de 15 minutos desde que salimos, a pleno día y ahora ya había caído la noche. Un nuevo giro y la bajada continuaba por la calle Exposición, paralela a la autovía. Y ahí empecé a escuchar una musiquita que sabía que oiría tarde o temprano. Era Arturo con su mp3 con altavoces, animando a los corredores cercanos...

Me saludó y nos pusimos a tirar juntos. No sé si él se tomó un respiro al llegar a mi lado, pero rodábamos muy cómodos los dos sin querer separarnos, de momento. Nos pusimos a hablar un poquito. Sobre su musiquita, le enseñé mi oficina cuando pasamos por la otra esquina de mi edificio en la calle Diseño, sobre las empresas que él visita cuando viene al PISA... Así llegamos al km4, donde yo marqué un parcial de 4'27" (él haría algo menos porque en el km3 aún no venía conmigo). Y por ahí aproximadamente, cuando volvíamos a entrar en la ampliación del Parque, cogimos a Juanma. El de Sanlúcar no iba mal, evidentemente estaba dándose un pequeño respiro para acabar bien (eso lo demostró luego). Así que hicimos grupito los tres y nos fuimos animando unos a otros durante un km más.

Avituallamiento, donde casi todo el mundo se refrescaba más el cuerpo que bebía (yo hice mitad y mitad) y la carrera volvía a enfilar hacia el PISA antiguo y la puerta de Sevilla, donde estaba la meta. En el km 4,5 vi que Juanma se quedaba un poquitín y le dije que enganchara. Él me dijo que iba bien, que no se estaba quedando y tenía razón. En cuanto la carrera enfiló la larga recta de las calles Balance y Artesanía el tío se puso a tirar con intención de irse solo. Había dos subidas y una bajada en el medio. La primera subida la hice fuerte, aunque vi que Arturo tiraba a por Juanma y yo me quedaba. Ahí estaba el km5 en el que marqué un discreto 4'45" por km. En la bajada recorté distancia con ellos, pero sin importarme el no contactar. "Que se peleen ellos dos" pensé. Y en la última subida, la que te llevaba hasta el edificio Euro (el redondo) y ya a meta, una subida de apenas 600m pero de pendiente sostenida, me puse a lo mío, a mirar al suelo y a meter rodilla, corazón y ganas (pocas, porque no había muchas ganas ya, pero bueno). Cuando llegué a lo más alto la sensación era de triunfo, la meta estaba a 300m y todos de bajada.

Junto a mí, subió un chaval que fui viendo durante toda la carrera. Por cómo corría y jadeaba no parecía que llevara mucho tiempo corriendo, pero estaba fuerte el tío y sabía recuperar y meterle velocidad en cualquier momento. Y claro, ahí tan cerca de meta quiso dejarme atrás para entrar por delante. Y sí, yo soy un tío adulto, con experiencia y podría pasar de él y no picarme para entrar en meta. Pero sinceramente, había hecho una carrera más o menos cómoda y tenía todavía un puntito extra para joderle los planes al colega. Así que, maricón el último y a meter zancadas y técnica. Es una idiotez, pero te da subidón terminar así. Y es una idotez esta frase, pero el chaval no me duró ni cien metros. Así que después de saludar a mi compi Celia (ya te he visto en unas cuantas carreras, Guarmi) entré en meta por debajo de 03:40, con la moral bien alta y el tobillo sin dar señales de alarma.

El tiempo es lo de menos, como siempre, pero hice 27:38 (oficial). Y me parece raro que no me sacara más, pero Ricardo me sacó solo un minuto (que ya está bien para 6500m, pero bueno). Ahí en medio de ese minuto entraron Juanma, que termina la temporada en alto y Arturo. Y un minuto y pico por detrás entró David, que pulverizará todos estos tiempos la temporada que viene, cuando cambie de cuerpo, según él mismo asegura. Por último, pero como una verdadera campeona, entró Ana corriendo bastante bien, fuerte y con buena cara y eso que venía de un par de meses sin correr y con molestias continuas en una rodilla. Ya en meta quedaba por recoger nuestros trofeos: las cerverzas fresquitas, que aunque están en todas las carreras, parecen que se han hecho para nocturnas de verano como ésta (no veas cómo entraban).

EDITO EL POST: Aunque Juanma, Ana y yo nos quedamos un rato más degustando esos "trofeos" fresquitos, nuestra falta de costumbre con los podios hizo que no nos diéramos cuenta que Ana era ¡la campeona en la clasificación de los trabajadores del PISA! Si señor, en lo más alto. Ya digo que la falta de costumbre hizo que nos piráramos para casa sin disfrutar de ese momento glorioso de nuestra Amparo recogiendo trofeo de verdad (bueno de verdad, plateado al menos) y seguro que hasta la llamaron por megafonía. Pero bueno, he aquí una foto de la recogida de los premios el jueves siguiente a la carrera. Felicidades campeona!

Así que ahora sí que sí terminaba la temporada 2010-2011. Ahora sí que sí terminaba la PRIMERA temporada real para nuestro club. El año pasado también celebramos el fin de la temporada de carreras, pero entonces éramos tres amigos que habíamos firmado en un papel que nos habíamos descargado de la web de la Consejería de de Turismo, Comercio y Deporte y aunque eso nos convertía oficialmente en Club Deportivo, realmente un Club somos ahora. Y lo somos gracias a todos vosotros. Así que me vais a permitir que, aunque esta sea la crónica de mi carrera, actúe un poco de presi y os cite y agradezca vuestra entrega uno por uno: Jose, Salva, Juanma, Manolo, Ana, Belén, Sonia, Juanra, David, Kiko, Arturo e incluso a vosotros tres, "socios fantasmas" Fran P, Fran S e Iván. Gracias a todos porque con vuestras ausencias y vuestras presencias habéis hecho realidad lo que un día soñamos Ricardo, Fran Coria y yo. A lo largo de este año de running, otros sueños se me han hecho realidad, como completar mi primera maratón. Pero el sueño de crear y pertenecer a este CD Últimos del Aljarafe es el más increíble de todos. Así que gracias a todos vosotros por hacerlo posible.

Estas palabras cursis no son ninguna despedida hasta septiembre. Nos vemos en verano, por supuesto, para rodar de madrugada a alguna hora freaky (cómo me mola eso) o a pleno día y deshidratarnmos por esos caminos... Para todo estoy disponible, siempre. Así que ya sabéis dónde encontrarme.

Clasificación VII Carrera de Empresas del PISA

2 comentarios:

  1. MAQUINITA ME HAS ECHO LLORAR.
    AHORA EMPIEZA LO BUENO, PREPARACION PARA EL MARATON DE NOVIEMBRE.
    YA ESTOY HASTA NERVIOSO.

    ResponderEliminar
  2. Joder luis, el final de la crónica es de caja de pañuelos, aunque un toque sentimental tb gusta de vez en cuando.Por lo que a mi respecta, agradeceros el recibimiento en el Club y espero que sigamos todos escuchando juntos mi musiquita, eso seria buena señal. Un abrazo y besos para tod@s. Agur

    ResponderEliminar