lunes, 11 de octubre de 2010

IX Carrera Popular El Naranjo

A partir de este domingo con fecha cabalística (10/10/10) nunca tendré dudas de por qué Alcalá de Guadaira se llama así. Alcalá es una palabra de origen árabe que describe a los castillos construidos en una altura. Y gracias a la Carrera del Naranjo, hemos podido contemplar el Guadaira y sus márgenes como nunca antes lo habíamos visto.

Mención especial por tanto para el recorrido de esta carrera que merece un lugar destacado en la agenda. Desde luego, si eres corredor popular en Sevilla y no participas en ninguna carrera en Alcalá, ni eres corredor, ni eres na...

Nuestra carrera: pues bastante maja también, eso creo. La salida es desde el recinto ferial, igual que la Nocturna. Y los 2 primeros kms también: una avenida de asfalto y un par de calles empedradas hasta llegar al Puente del Dragón. A mí la subida de la calle Orellana me mosqueó un poco, porque notaba ciertas molestias en los isquios nada tranquilizadoras. Cruzamos el cuerpo de la Bestia, o sea el puente, y una nueva subidita por asfalto hasta llegar a una rotonda que nos regalaría ya el albero alcalareño durante casi todo el recorrido. La segunda subida tampoco me gustó nada, las molestias ya eran dolor y el músculo más delicado de todos, la chorla, empezó a resentirse. (Por suerte todo era producto de un calentamiento insuficiente e ineficaz, lo que nos pasa siempre, vaya).

LLegamos al punto más alto en el km3, con un ritmo de 04:57 y ese era, más o menos, el momento que habíamos pactado para empezar a apretar. El Richar, que nunca falla, ya había empezado a echar más carbón a la caldera, por lo que Fran y yo nos quedamos un poco rezagados. Pero cuando giramos a la derecha y cogimos el albero, pensé que lo mismo que habíamos subido había que bajarlo. Fran me dijo que tenía las piernas durillas, así que tiré yo solo en busca del makinilla de Umbrete. Bajando eso ya era otra cosa, efectivamente la falta de calentamiento y las dos primeras subidas me habían pasado factura momentáneamente, pero ahora me sentía ligero otra vez. En 200 metros llegué fácil a la altura del Richar y como no me fiaba de mi potencia subiendo (y hacía bien) le dije que tiraba hacia adelante ahora que venían bajadas y que él me siguiera de cerca.

En el km4, a 04:30, entré en un estado de inspiración que me duró un buen rato. Eso me pasaría factura al final, yo lo sabía, pero yo me puse a adelantar a corredores de todas las tallas y calibres. Si ellos esquivaban un charco, yo me metía en el fango para pasarlos, me sujetaba a los árboles para trazar curvas... de loco. No miré casi nada atrás, como está mandado, pero lo poco que lo hice casi siempre veia al Richar a unos 200-400m. "Está bien, ahí cerca, llegará".

Pasamos por debajo del Dragón en el km 5 y ahí vino la primera cuesta del bonito recorrido de albero. Nada, unos 200m que subimos bien. Yo seguía a 04:34. Tras el km 6 entramos en un recorrido muy bonito por varios caminos de la Ruta de los Molinos. Las subidas y las bajadas se alternaban, pero ninguna era realmente dura., yo las esperaba peores. Iba disfrutando así que pasé de guardar y preferí mantener mi ritmito vivo. "En algún momento Ricardo llegará", pensaba. Y de Fran ya no supe nada más hasta la meta.

Una nueva cuesta arriba nos dejaba en el Camino de la Retama, ya en el barrio de la Nocla. Allí estaba el único avituallamiento y allí llegó el Richar a mi altura por primera vez. Bebiendo aflojamos un poquito, un respiro de nada, 04:59.

Volvemos al asfalto de la Av de Dos Hermanas y le digo a Ricardo que yo tiro en las bajadas y él en las subidas. Él me dice que tire yo, así que vuelvo a pirarme. Nos metemos en el Parque Oromana y ahí, de pronto, parece que estamos en un camino de la sierra, ¡que puntazo de recorrido! Sigo adelantando inspiradísimo y de golpe viene la pendiente que me sacó de mi estado de gracia. Nada, no eran ni 300m, pero ahí sí que noto mi falta de entrenamiento de fuerza, porque tengo que bajar el ritmo mucho más de lo normal. Lógico, rondamos ya el km 7 y llevo 4 subiendo, bajando y adelantando a lo loco. Aún así Ricardo no llega aún a mi altura. Bajamos una vez más hasta el Guadaira, cruzamos un puentecito peatonal y ahí está el polideportivo y las calles de la ciudad. Parece que falta poco, pero aún falta.

En el km8 mi ritmo es mucho más normalito, de 04:56 y Ricardo llega de nuevo, dándome esos ánimos que él ya sabe que necesito a estas alturas. No estoy mal, confío en que lleguemos juntos a meta, pero el recorrido nos tiene reservada una última cuesta, de cemento, que nos enlaza ya con la avenida que llega hasta la feria y que también pica hacia arriba. Ahí ya pincho, sin excusas y sin complejos, y dejo que éste se separe un poco. Siempre lo tengo a tiro, eso es bueno. Pero he corrido muy alegre desde el km3, debí de guardar un poquito.

Llegamos al recinto ferial en el km9, pero claro, aún quedaban 1700m, así que nos desvían por el Parque de San Francisco para volver al albero y a la contemplación de las tranquilas aguas del Guadaira. Como he bajado mi ritmo, me adelantan corredores que yo había pasado antes (a mi eso no me afecta mucho y más pensando que nunca llegué a 05:00, siempre estuve por debajo).

El Km10 está marcado en un último desnivel que nos mete ya en el asfalto de la feria y con la meta al fondo. Ese desnivel es el que me separa definitivamente de Ricardo, pero no hay problema, ya se ve la meta. Había leído por ahí que había dos arcos, por lo que no esprinté hasta que ya tenía el marcador al alcance de la mano. No importa.

Hago 51'54" (tiempo real) y una media de 04:50/km. El Richar marca 25" menos.
Nuestro compi Fran entra justo dos minutos después. Un tiempazo teniendo en cuenta que lleva varios meses sin entrenar y es prácticamente su primera carrera desde la Nocturna de Alcalá de junio (otra vez Alcalá).


Así que todos contentos. Cervezas, garbanzada y la impresión de haber echado un día estupendo. Otro más.

Clasificación Carrera Popular el Naranjo 2010

sábado, 9 de octubre de 2010

XXII Carrera Nocturna del Guadalquivir

UNA NOCHE DE DETALLES
La noticia que estábamos esperando: por fin corríamos juntos los cuatro miembros de nuestro joven y pequeñito club.
La cita lo merecía, la Nocturna del Guadalquivir que, un año más, superaba el anterior récord de inscripciones, lanzando a las calles de Sevilla a más de 20.000 corredores dispuestos a echar un buen rato, que es de lo que se trataba.
De la carrera no voy a contar demasiado. A las 22:05 la salida popular, una verdadera ratonera que rozaba el ridículo (en mi vida había corrido ni caminado con las manos apoyadas en la espalda de el de delante para no chocarme con él). En el 1500, más o menos, empezó a despejarse un poco la cosa y ya se podía disfrutar, que no adelantar. Una gozada sentirse parte del enorme pelotón que recorría las calles de Sevilla en esa noche preotoñal. Mi imagen favorita: en la Barqueta o mejor bajando el túnel de Arjona ver cómo avanzaba el monstruoso cuarentamilpies multicolor.
Decididmos rodar los cuatro juntos a un ritmo lento, más que en un entrenamiento. Eso sería entre 06:30 (el primer km era la calle Tetuán un Domingo de Ramos) y 05:40. Tras el avituallamiento (caótico) en Ronda de Triana, Richar y yo, sin quererlo ni planearlo, nos comenzamos a separar de Jose y Fran... y allí que anduvimos por parejas, disfrutando del espectáculo 1 ó 2 kms más. Entonces ya en La Cartuja, miramos hacia atrás buscando a nuestros otros dos compis y no se veían en absoluto. Ahí tomamos una decisión que, ahora, me parece equivocada: dijimos "¿le metemos?" y comenzamos a correr más en serio. Los dos kms que quedaban hasta el estadio fueron un eslalon, adelantando a cientos de corredores.
Y para terminar, por supuesto, la llegada al Olimpo, perdón, al Olímpico... Y mira que es una llegada rara: túnel norte + una avenida cubierta de tres carriles! bajo el graderío + túnel sur + entrada triunfal al castigado tartán del Olímpico. Muy guapo, 400m que, sin querer ni darte cuenta, los haces a un ritmo de 03:15... fotito de nuestras acompañantes desde la grada y salga usted de nuevo que fuera le dan la camiseta, una bebida y sus cositas de recuerdo...

Muy divertido todo, pero yo quería referirme aquí a los DETALLES, que creo que es lo que realmente hicieron grande esta noche (por su presencia y por su ausencia).
Nos plantamos en La Cartuja casi dos horas antes y la verdad es que el ambientazo nos contagió rápidamente unas ganas enormes de disfrutar por formar parte de todo aquello.
No dejaré de lamentarme por el torpe DETALLE de dejarle todas las cámaras de fotos a nuestras mujeres, que las pobres ya lo intentaron desde la gradas, pero fue imposible. Por esta razón no tenemos ni una imagen de la puesta de largo del club al completo con nuestra equipación.
Qué gracioso el DETALLE de los nervios entrañables de nuestro último socio, mi cuñao Jose, que hacía su debut en carrera. Marcó toda la Isla de Cartuja como un perrillo, no lo he visto mear tantas veces seguidas en la vida.
Para no repetirlo más, aunque esta noche era inevitable, el DETALLE de la espera infernal de 40 min de pie, sin movernos y rodeados de sobacos, en la línea de salida.
También se me ha quedado grabado un pequeño DETALLE: la imagen de un piercing.
Bob Esponja, otro DETALLE que me viene a la cabeza.
Un pequeño DETALLE que observo en muchas carreras y que aquiíme chocó especialmente: las mejores avenidas de la ciudad estaban cortadas para nuestro disfrute exclusivo y sin embargo muchos corredores preferían salirse del pelotón y correr entre peatones, bicis y motos de policía por las aceras...
Un DETALLE tonto: MacDonalds regalando hamburguesas en la llegada ???!!!
Y habrá muchas otras pequeñas cosas que se me olvidan, pero quiero terminar con un DETALLE que no me perdono (y hablo en primera persona): el haberme despistado junto al Richar, meterle ritmo a los últimos kms y romper así con el plan de entrar los 4 Últimos del Aljarafe, juntos, abrazados, de la mano o como el momento y las ganas nos hubieran dicho. La entrada fue emocionante por parejas, sí, pero ese momento, que realmente no se va a repetir nunca más, nos lo perdimos tontamente.
Y nos lo perdimos por no insistir en los pequeños DETALLES (que realmente son lo que le ponen la sal a la vida).